Premiado en 2012 como el mejor equipo de la temporada, y sin
lugar a dudas el mejor de los últimos ocho años, el Team Sky ha asombrado a
propios y extraños con sus actuaciones, particularmente en la primera mitad de
año. Pero ¿que sabemos de este equipo británico?
Orígenes
Su nacimiento se produjo en 2010 fruto del patrocinio de la
cadena de televisión British Sky Broadcasting, propiedad del magnate
australiano Rupert Murdoch, dueño de la FOX, New York Post o el The Times,
entre otros.
En la dirección se colocó a David Brailsford, gracias a sus éxitos
en el ciclismo en pista con la selección británica.
La idea era trasladar la aplastante superioridad mostrada en
los velódromos a una carretera huérfana de campeones británicos, con la excepción
de Chris Boardman o Sean Yates, en un deporte con escasa tradición en la Isla.
Filosofía del Team Sky
El éxito no podía conseguirse a cualquier precio. En una época
salpicada por un goteo continuo de escándalos de dopaje, Sky decidió comenzar
su andadura en el ciclismo autoproclamándose abanderado del deporte limpio.
Parte de su presupuesto millonario se dedicaría a contratar
a los mejores especialistas en medicina y preparación deportiva que se alejaran lo máximo posible de cualquier
práctica que sembrara la duda en la opinión pública.
Se prohibió terminantemente la contratación de ciclistas
acusados de doparse, como el caso del escocés David Millar. Amigo personal de
Brailsford, quien estuvo en los momentos más duros de su proceso contra la
justicia pero que no pudo hacer nada para
su incorporación.
Además el objetivo principal era lograr la victoria en el
Tour de Francia del 2013, a ser posible por un corredor británico.
Semejante tarea era de una complicación supina dado que
nunca antes ningún británico lo había logrado. Para ello se contrató a Bradley
Wiggins, leyenda de la pista y la mejor apuesta del momento.
Otro objetivo sería apoyar el ciclismo de base y alentar a
la juventud y al resto de la población, a través de sus éxitos, a la práctica
deportiva. Todo ello con la inestimable ayuda del presupuesto más abultado del
pelotón internacional.
Apuesta por la innovación
Como si de una escudería de F1 se tratara, el Team Sky es
sin lugar a dudas una fuente inagotable de avances y mejoras mecánicas y
deportivas.
En el primer apartado destaca su acuerdo con McLaren que le
permite hacer uso de sus instalaciones, con todo lo que ello conlleva para las áreas
de simulación y aerodinámica.
Famosos son sus adelantos en el diseño de maillots y cascos,
más parecidos a productos aeroespaciales que a prendas ciclistas, fruto de una
mentalidad anglosajona acostumbrada a marcar la diferencia con el mínimo
detalle: la línea entre la victoria y la derrota.
En el área deportiva, más de lo mismo: planificación minuciosa
de los objetivos; calculo obsesivo de los valores fisiológicos mediante pulsímetros
y potenciómetros; rigurosos estudios
nutricionales y de rendimiento...Todo ello de una manera casi enfermiza,
herencia del ciclismo en pista.
No es extraño ver a Wiggins controlando el pulso, cadencia y
watios y olvidarse por completo de sus
rivales si alguno de los valores está fuera de lo planeado.
Los ciclistas que lo hacen posible
El proyecto Sky se construye en torno a la figura de
Wiggins. Cinco veces medalla de oro en la Olimpiadas en el ciclismo en pista.
Su victoria en el Tour de este año fue uno de los mayores logros deportivos de
los últimos años por la enorme dificultad que supone pasar de ganar en un velódromo
a hacerlo en una vuelta de tres semanas.
En un segundo plano se encuentran Boasson Hagen y Marc
Cavendish. El primero, probablemente, uno de los mayores talentos del pelotón y
sin embargo desaprovechado en sus labores de gregario. El segundo, el mejor
sprinter de las últimas décadas, con un pie fuera del equipo, en un Sky
demasiado preocupado en logros mayores.
Y por ultimo Sergio Henao y Rigoberto Uran, esperanzas de un
ciclismo colombiano condenado al ostracismo desde finales de los ochenta.
¿Próximos objetivos?
Tras lograr el objetivo para el que se concibió, el Sky
necesita nuevos retos para agrandar la “leyenda” de sir Bradley Wiggins. El
Giro de Italia es una presa apetecible, y los italianos intentan seducirle con
una crono de 55 km echa a su medida.
Pero yo me pregunto ¿Qué reto es mayor que lograr un segundo
Tour de manera consecutiva? ¿O tal vez es que el mito de Brad se desmoronará
ante un recorrido menos apto, y con la presencia
de un Alberto Contador sobre el que no
ha parado de echar pestes durante todo el año?
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