Existen rivalidades que traspasan fronteras. Odios que no se
forjan en la carretera o sobre un terreno de juego. A veces ni siquiera es el
trato continuo el que desgasta la relación. Pero cuando aquello en lo que crees
se desmorona no valen medias tintas.
Esa es la historia de Greg Lemond y Lance Armstrong. ¿En defensa de la verdad o lucha de egos?
Los inicios de la
relación: o el respeto mutuo
Lemond fue el primer ciclista americano en ganar el Tour de
Francia. Tres veces para ser exactos. El delfín de Bernard Hinault sorprendió a
medio mundo con su actuación en las carreteras francesas que atrajo el foco mediático
americano a un deporte de escasa relevancia en tierras yanquis.
Eran los años ochenta. Esa época en la que el dopaje apenas existía, o más bien, no había constancia de
ello.
10 años después, resurgió de sus cenizas otro americano. Un
joven texano cuya historia es más que sabida.
Greg y Lance se conocieron y profesaron “amor eterno”. Ambos
eran supervivientes y luchadores. Lance supera un cáncer testicular mientras
que Lemond se sobrepuso a una serie de abusos sexuales sufridos en los inicios
de la adolescencia. Dos ejemplos de que el sueño americano se hace realidad.
Dos personas que estaban, o habían estado, en lo más alto de la ola. Dos
ciclistas con motivos para verse reflejados de alguna manera.
2001: el comienzo de las hostilidades.
Los idilios se rompen y como a muchos otros, la brutal
superioridad de Lance y su equipo de “mercenarios” hacia demasiado evidente que
los cuentos de hadas no existen.
Lemond escucha rumores de dopaje, tratos de favor, sobornos…
el romance se despedaza y se inicia una guerra hostil entre los dos mejores
ciclistas que ha dado Estados Unidos.
Hay que reconocer la valentía de Lemond. Enfrentarse a la
opinión pública de tu país hablando “barbaridades” sobre el deportista de moda
no era la postura más cómoda. Otros que ahora rajan y se suben al carro,
entonces preferían ser más políticamente correctos a pesar de los rumores.
Rumores como los de ahora, que no se sustentan mediante pruebas.
Al igual que honorable es jugarte tu puesto de diseñador de
bicicletas para la marca Trek, bicicleta oficial del US Postal, con unas
declaraciones que llevaron a Lemond al despido y a una serie de litigios
legales con la empresa estadounidense que se han prolongado hasta hace no
mucho.
Lemond y su dedo acusador
Es difícil saber en qué momento Greg cruza la frontera entre abanderado del deporte
limpio y la del ego del campeón. Cuando has sido reverenciado debe ser difícil digerir
que pasar a un segundo plano y tragarte la envidia. Dejas de ser el referente.
Tampoco sé qué credibilidad darle a alguien que acuso a
Alberto Contador de dopaje por ser capaz de generar no sé cuantos vatios en la
etapa de Verbier 2009. El dedo acusador de Lemond parece de gatillo fácil.
Lance fue acusado por su compatriota de ser poco más que un
mafioso, cosa que no debe distar mucho de la realidad. Entre otras reveló que
Armstrong intentó sobornar a alguien
relacionado activamente con el ciclismo para que afirmara que Greg se había dopado
durante su carrera profesional. La cifra: 300.000 euros
A día de hoy la honorabilidad de Armstrong está más que en
entredicho. Acusaciones como las de, no solo Lemond, sino de ex -amigos como Kevin Livingston o Frankie
Andreu dan una forma mas real a los rumores que siempre han perseguido al
texano. Pero también parece que no solo se trata de demostrar la verdad, sino
que unos cuantos como Lemond quieren “colgar” a Armstrong. Parece que hay
motivos personales detrás de todo.
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