24 octubre 2012

LA OSCURIDAD QUE ENVUELVE AL CICLISMO


Estos días se está hablando de estocada mortal al ciclismo, de huida de patrocinadores, de credibilidad perdida… se oyen tambores, el fin del mundo está cerca. Aunque todos sepamos que a la corta y a la larga todo seguirá igual. Porque esto es el ciclismo. Porque el  ciclismo siempre llevará aparejada la palabra dopaje. La vida sigue.
Los patrocinadores europeos serán sustituidos por los asiáticos. Aparecerá el primer campeón negro de la especialidad. Los ciclistas que se dopan lo seguirán haciendo y las tramas destapadas intentarán recuperar la esencia de este deporte. Los índices de audiencia caerán y subirán como la economía, dependiendo de la nacionalidad del campeón de turno.
Los ciclistas se seguirán encubriendo unos a otros, mientras que los que ven el final cerca se arrepentirán de sus pecados. Liberación. Los directores de pasado turbio continuaran trasmitiendo su “sabiduría” a sus pupilos.
 
Cada cierto tiempo se destapará un nuevo caso Armstrong y la prensa deportiva seguirá con su encomiable labor informativa. Buitres carroñeros. ¿A quién le interesa conocer el ganador de la Roubaix mientras haya algún Uzbeko de no sé qué equipo que esté enganchado a los filetes de ternera?
Los de una generación no querrán verse salpicados por los errores de la anterior, mientras que los de la anterior lloraran porque no tuvieron elección: era eso o la prostitución.
Los de la UCI se autoproclamaran adalides del deporte limpio mientras sus sistemas de detección irán tres años con retraso respecto a los tramposos. Con  la mano oculta recibirán sobornos impunemente.
Porque esto también es el ciclismo. Un deporte demasiado podrido por dentro. Sin justificaciones. Un deporte siempre tan cerca de su esencia y a la vez tan lejos.
Un deporte que aguanta los golpes en “pequeñas” dosis. Un deporte que se justifica comparándose con otros. Un deporte poco dado a la transparencia.
¿Tan difícil es eliminar fisios, médicos, masajistas… de los equipos de ciclismo? ¿No podría encargarse la UCI o la AMA de todo eso? ¿No sería una buena manera de alejarse un poco más del dopaje organizado?
¿Quiénes indemnizan a todos los afectados por los escándalos recientes: patrocinadores, organizadores de carreras, televisiones?
¿Qué pinta Tony Rominger, por poner un ejemplo, representando ciclistas? ¿Por qué no se le echa  si todo el mundo reconoce que se dopó?
¿Por qué se permite a Oleg Tinkoff patrocinar a Saxo Bank si la ilusión de este individuo era formar, hace cinco años, un equipo de “ex dopados” con Jan Ullrich a la cabeza?

Demasiadas preguntas se me ocurren. A bote pronto

¿Por qué no se tira más de la manta? El caso Armstrong huele muy mal. Las entrañas del ciclismo están contaminadas pero no es plan de cargarse este deporte de golpe. Mejor poco a poco.

No hay comentarios:

Publicar un comentario