Pedaleando en la oscuridad es el título de la biografía
de David Millar. Ciclista escocés, sub-campeón del mundo contra el crono y
ganador de etapas tanto en el Tour de Francia, como en la Vuelta España, y
sancionado por dopaje en 2004 durante dos
años.
Lo primero que tengo que decir sobre este libro, es que
engancha desde la primera hoja. Me lo leí en cuatro días, pero si hubiera
podido, no lo habría soltado desde el mismo momento en que empecé a leerlo.
El comienzo retrata a un joven Millar, ingenuo y soñador,
que descubre el placer de montar en bici, y como poco a poco, durante su larga estancia
en Hong Kong, va dando forma a su sueño de formar parte del profesionalismo
europeo.
Tras su paso por distintos equipos amateurs, pasa a
fichar por el todopoderoso Cofidis donde comparte equipo con Francesco
Casagrande, el gran escalador italiano de los 90, y David Moncoutie, futura
estrella francesa de las dos ruedas.
En sus primeras temporadas Millar tiene que aclimatarse
a la dureza de la competición, pero rápidamente se hace un nombre, ganando
carreras de prestigio como Los 3 días de
la Panne, hasta el momento más importante de su carrera, que le encumbra entre
los más grandes: su victoria en el prólogo del Tour de Francia del año 2000,
que le permitió vestirse de amarillo por delante del mismísimo Lance Armstrong.
Pero no todo es agradable en sus comienzos. David se ha
dado cuenta de la realidad que acompaña a este deporte,
el dopaje, que acepta como parte del
juego, pero al que rechaza y reniega, formando parte de un pelotón de dos velocidades: los que corren
limpios y los que no.
David no tiene que buscar muy lejos, para ver que el
dopaje se extiende por las entrañas de este deporte. Su mismo equipo lo
practica, y le incita en repetidas veces a probarlo, con la consiguiente
negativa por su parte.
Pero tras una temporada desastrosa y una convivencia continua con el doping, la
idea de hacer trampas cobra fuerza en su cabeza. Las altas expectativas que ha
generado, le imponen una presión extra difícil
de soportar.
Millar retrata en el libro, todo el entramado que mueve
el doping: médicos prestigiosos,
autoridades nacionales que miran para otro lado o ciclistas que
arriesgan sus vidas por un puñado de victorias,
pues como ellos mismos admiten: el dopaje convierte a un burro en un
caballo de carreras.
Tras varias temporadas saltándose la ley, Millar es
descubierto, acusado y sancionado, lo que le llevará a una lucha, no solo contra
la justicia, sino contra sí mismo. Se da
cuenta que sus motivaciones juveniles han sido hechas añicos, y se replantea su
comportamiento.
El rechazo adicional que entre sus conocidos y amigos supuso ser
puesto en el foco del linchamiento público, le hace renacer de sus cenizas.
Decide convertirse en un garante de la limpieza, en un perseguidor del dopaje.
En alguien que recupere los valores que hicieron grande a este deporte. En
alguien que devuelva a la gente la ilusión.
Un libro que habla sobre segundas oportunidades. Que
hace que el lector entienda las motivaciones que llevan a un profesional ha
cometer verdaderas locuras con su cuerpo. Que permite no solo juzgar sino también
comprender. Un libro que pretende explicar que el aire limpio que trae el mundo
anglosajón, nos acerca a un ciclismo
limpio. Pero sobre todo es un libro que habla sobre resurgir y dejar atrás los errores del pasado.