Continuamente leo y
escucho comentario del tipo: este es el Tour más aburrido de los últimos años,
o los ciclistas de ahora ya no atacan como antes. Y mi favorita: si Chiapucci
siguiera corriendo otro gallo cantaría.
Sirva este artículo como ejercicio de reflexión.
Pongo como ejemplo la etapa 16 del Tour de
este año. Carlos de Andrés y Perico Delgado no pararon de amargarme mi pequeño
momento de placer frente al televisor recordándonos todo el tiempo que
los ciclistas estaban desaprovechando el Tourmalet, que la estrategia del
Liquigas no era valiente y que la organización debería replantearse el número
de días de competición, si querían atraer al aficionado.
Vayamos por partes. Debemos recordar que
como televidentes hay miles de factores que se nos escapan: estado físico del
equipo, motivación y nivel de confianza.
No niego, que somos nosotros, aficionados
de a pie, quienes con nuestro interés e ilusión fomentamos que las grandes
empresas multinacionales se animen a invertir en un deporte como este. Y por
tanto, a estas les interesa tenernos contentos.
Pero hay otras variables que no deben
escaparse de la ecuación. La primera es que la ausencia de algún español con
opciones serias en la general ha elevado nuestro nivel de exigencia en esta
edición del Tour de Francia.
Mientras algunos criticaban la estrategia
del Sky Postal de llevar en carrozar hasta arriba a Bradley Wiggins, estos
mismos se olvidaban de lo entretenida que era la Grande Bouclé cuando Induráin
gano un Tour tras otro allá por los noventa, con estrategias harto similares.
Esto también es ciclismo. Aunque no sea
hermoso, una máxima del deporte, y de la vida en general, es lograr tus
objetivos utilizando tus puntos fuertes. Y la otra es, que si ves que alguien
es muy superior a ti, confórmate y espera un mejor momento.
La aburrida "tiranía" Armstrong,
aumentó el número de televidentes al otro lado del charco en cuotas
desproporcionadas.
Dos. Ese supuesto espectáculo que según
nosotros si da Alberto Contador con sus ataques a 5 km de meta. ¿Acaso estamos seguros,
de que nuestros vecinos lo disfrutan con el mismo fervor que nosotros? ¿Pensamos
que lo consideran entretenido? ¿Ciclismo a la vieja usanza?
Tres. ¿Que ocurre cuando sometemos a los
ciclistas a una presion añadida por el "bien" del espectáculo?
Recorridos tipo Giro 2011, estarrato, ataques sin lógica ninguna.
¿Alguien sabe donde ha estado Morkov el
resto del Tour?. Para quien no lo sepa un ciclista danés que se metió una
paliza de aúpa en la primera semana por defender el maillot de la montaña.
El ciclismo sin control nos acerca al
dopaje. A la ansiedad por los resultados. A la tiranía de los intereses de las
empresas de comunicación que exigen sangre y lágrimas para mantener al
espectador enganchado durante las 4 horas de transmisión.
Desde aquí pido al aficionado una
valoración justa del ciclismo y de las propias fuerzas del ciclista. A admirar
este deporte por lo que es, con su intrascendencia también. ¿Que evento
deportivo, o en la vida en general puede mantener una atención continua durante
cuatro horas?
No acerquemos el ciclismo a la realidad de
los noventa. Disfrutemos como lo que realmente es.
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