En los últimos días estamos siendo testigos de cruces de
declaraciones, reproches y despidos de ciclistas en el seno del Euskaltel-
Euskadi. Un coctel explosivo que está movilizando a la afición naranja para
evitar lo que ellos consideran un cambio en la filosofía del equipo. Pero ¿cómo
se ha llegado a este punto?
El nuevo sistema de
puntos
Bajo la idea de globalizar el ciclismo, la Unión Ciclista
Internacional decidió instaurar un sistema de puntos, en función de los
resultados obtenidos por los corredores y sus equipos.
Ganar una carrera o hacer un buen puesto en la clasificación
general da muchos puntos. Sin embargo, se penaliza a los gregarios cuya labor
de ayuda a su líder no puntúa. Es decir, quedar el setenta en una etapa, aunque
te hayas dejado la piel para servirle en bandeja la victoria a tu compañero es
similar que si no hubieras corrido.
Pero no solo esto, y es que la UCI quiere traspasar
fronteras y para ello da una puntuación desmesurada a carreras asiáticas o del
este de Europa, donde el ciclismo no está tan arraigado, y los equipara a las
prestigiosas carreras europeas. Todo ello para fomentar fichajes de corredores
de estos países, y la asistencia de los grandes equipos a esas carreras.
Es decir, es como si
la FIFA valorara igual ganar la Champions League que la copa de Togo.
¿Y qué consecuencias
tiene este nuevo sistema?
Bajo mi punto de vista, McQuaid, el presidente de la UCI, busca nuevas fuentes de financiación, y
China y los magnates del este de Europa son los que tienen dinero. Mientras, su
despreocupación por el antiguo continente, se traduce en forma de desaparición
de carreras de prestigio, fácilmente salvables si aumentara su atractivo dando más
puntos a los que las corrieran. Además de enfrentamientos entre corredores y
sus equipos.
Por poneros un ejemplo, Jakob Fulgsang, del equipo
Radioschack, terminaba contrato este año y no iba a renovar. Johan Bruynell, su
director, le impidió correr a mitad de temporada ninguna carrera para evitar
que Jakob sumara puntos, que luego se llevaría a su futuro equipo. ¿Cómo se le
llama a eso? ¿Mobbing?...
Cambio de filosofía del Euskaltel- Euskadi
Por sus características, el Euskaltel va a ser el equipo más
afectado de todos. Un equipo basado en ciclistas nacidos y/o formados en las
canteras de Euskal Herria, necesita para su permanencia en la elite fichar
corredores que acumulen muchos puntos. Difícilmente todos ellos serán vascos.
Y si se empieza a fichar ciclistas murcianos o moldavos, los
valores que vieron nacer a este Fundación, hace veinte años, se resquebrajan.
Este hecho, unido a los despidos de Amets Txurruka e Iban Velasco, grandes
gregarios pero con cero puntos en su cuenta, ha despertado la indignación de
una afición que siente a su equipo y no quiere ver cómo cambia.
¿Y entonces qué hacemos? ¿Fichar a un corredor esloveno y
mantenerse en primera división? ¿O bajar a segunda y ser fiel a una filosofía? Todo
esto sería muy simple si Euskaltel-
Euskadi se financiera como cualquier empresa privada. Pero da la casualidad que
es receptora de subvenciones públicas, y en este caso, la afición tiene mucho
que decir.
Roberto Laiseka afirmaba en una entrevista que la solución no
es fichar a alguien como Kocjan, el esloveno que pasará a engrosar las filas de
los naranjas el próximo año y que trae muchos puntos en el zurrón. Su solución es
llevar a correr al equipo a esas carreras, semidesconocidas y en el fin del
mundo, que dan tantos puntos como la Vuelta al País Vasco.
Y es que, el sistema ideado por la UCI promete traer a
Europa patrocinadores chinos, ciclistas japoneses, atención mediática... pero a
costa de poner en la cuerda floja a equipos tan importantes como el Euskaltel.
En los próximos días se desvelará si este cambio de filosofía
en el Euskaltel Euskadi se hace efectiva, o si la afición tiene más peso que el
criterio de Igor González de Galdeano.
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