28 octubre 2012

ADALIDES DE LA MORALIDAD

 
 
Leo la noticia en el AS que habla sobre los nueve periódicos que se han reunido para redactar las bases de un manifiesto que contienen los principios, deseables, para reformar en profundidad el ciclismo, tras el escándalo Armstrong. Solo cinco de ellos lo suscriben.
He de decir que tengo sentimientos contradictorios ante este hecho: por un lado me parece muy positivo que aquellos con el poder suficiente para repercutir en la opinión pública hayan tenido esta idea. Una manifiesto cargado de buenas intenciones, loable pero desgraciadamente, a la larga, inútil.
Por otra parte me parece un tanto hipócrita que periódicos como el País, cuya única relación con este deporte sea publicar la noticia de rigor sobre dopaje o el Tour de Francia, haya participado en el mismo por “su amor al ciclismo”. Al menos en los casos de la Gazzeta o L´Equipe  hay una clara influencia en la creación de Giro y Tour.
En cuanto a los demás rotativos participantes poco puedo decir. Mi desconocimiento es profundo, eso sí, que la Gazzetta se convierta en adalid de la lucha contra el doping, cuando todos recordamos el papel que tuvo como defensa del “sospechoso” Pellizotti, tiene telita.
Solo hubiera faltado que Pedro J Ramírez, de la manita de Contador, también hubiera metido a El Mundo de por medio. Al menos por su parte veo congruencia, aunque tampoco me extrañaría que no le hubieran invitado, dado su papel en el caso del chuletón.
Le Soir, como representante de los belgas, quizás si tenga más autoridad moral para firmar este manifiesto. Solo hay que ver el amor y la repercusión del ciclismo por esas tierras pero… ¿The Times? ¿Que pinta este periódico? ¿Si los británicos acaban de llegar, como quien dice? Bueno, pues recordemos que The Times es propiedad del magnate Rupert Murdoch, propietario también de la cadena de televisión Sky, patrocinador de Wiggins y cía.…
En cuanto a los principios que se suscriben me llama la atención el séptimo, en el que se exige a los patrocinadores una mayor implicación. Chapeau. La pregunta del millón: ¿Por qué empresas como Kelme, Saunier o Rabobank, por poner ejemplos, no han sido más estrictos con managers o directores deportivos? ¿Que clase de empresas se arriesgan a invertir en un deporte tan dado a los escándalos? ¿Es que acaso el impacto negativo sobre la imagen de la empresa, ante un caso de dopaje, es mínimo frente al incremento de las ventas?
Muchas son las preguntas que deja este manifiesto que no lleva a ninguna parte y que solo crea adalides de la moralidad y del buen hacer.

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