Dentro de apenas dos horas comienza la Vuelta a España.
Probablemente con el recorrido más divertido y esperado de las tres grandes
vueltas que se disputan este año.
Divertido porque la Vuelta siempre lo es. Etapas cortas y
puertos explosivos son la seña de identidad de la ronda patria. Pero este año
con más razón. Guillen y compañía han diseñado un recorrido que acentúa aun mas
las diferencias, que ya de por si tienen respecto a Giro y Tour.
Lejos de enrocarse en tradiciones galas, el trazado de la
Vuelta está pensado por y para el aficionado medio. Frente a las largas e insulsas etapas de 220 km del
Tour, los organizadores han establecido etapas con 173 km de media, diez
finales en alto y reducción de km de contrarreloj. 1 crono individual frente a
las dos francesas.
A veces es difícil de explicar a un aficionado novato, el
sinsentido de colocar un coloso como el Galibier a cincuenta km de meta. Frente
a ello, y conocedora de su inferioridad a nivel de puertos y terrenos, tachada,
no sin razón de “unipuertica”, la Vuelta concentra las subidas en la segunda
mitad de cada etapa, y a poder ser con final en alto.
Muchos ven en este formato un riesgo de agotamiento para el
aficionado. Lo poco gusta y lo mucho cansa. Aunque en el Tour, el refrán sería “y
lo muy poco aburre”, dadas sus tres únicas llegadas en alto de la última edición.
En esta Vuelta habrá que tener, pues, especial atención a
tres etapas:
- - La 12ª con llegada al Mirador de Ézaro. Un
pequeño puerto de tercera, marca de la casa con “ligeras” rampas al 30% y
pendiente media del 12%
- - La penúltima etapa, que esperemos comience a
convertirse en una habitual, con final en la Bola del Mundo. Donde en 2010,
Ezequiel Mosquera y Nibali nos regalaron uno de los duelos más bonitos de los últimos
años.
- - Y finalmente, la etapa reina. Final inédito. El
puerto de Cuitu Negru. Un puertarraco aspirante a mito. 23 km de subida con
rampas del 24% y media del 6,5%.
En cuanto a la participación, grandes nombres. La mayoría de
segunda fila: Antón, Rodríguez. Otros, primeras espadas que vienen quemados
tras meterse un Tour entre pecho y espalda, véase Valverde, Froome, Van den
Broeck…
Pero todo ello se compensa cuando se tiene al más grande
entre los grandes: Alberto Contador. Un ciclista, que como antaño hacia
Armstrong, eclipsa a la carrera a la que acude. Por encima del Tour del
Francia. O en este caso, de la Vuelta a España.
Un ciclista del que se espera que se dé un “paseo” hacia la victoria final.
Recemos para que la Vuelta haga honor a su leyenda y sea tan
disputada como siempre. Suerte a los valientes.
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