Como en la aclamada novela de José Saramago, Ensayo sobre la ceguera, en la que los
personajes pierden la visión repentinamente, durante esta primera semana el
duelo Contador- Froome nos has obnubilado tanto, que lo que verdaderamente ha
ocurrido se ha manifestado ante nosotros
como una visión borrosa de lo que realmente ha ocurrido. Porque lo que ha
sucedido es que el pequeño catalán, Joaquín Rodríguez, ese ciclista al que solo se le incluía en la lista de favoritas
por aumentar la ”maltrecha” nomina de candidatos, mientras todos pensábamos que
esto era cosa de dos, nos ha dado una lección de ciclismo, experiencia y saber
hacer desde la primera pedalada por tierras navarras.
He de reconocer que yo estaba entre los que creía que
Alberto y Froome estarían un punto por encima del resto. Pero ya en Arrate,
Purito dio muestras de encontrarse fuerte, y de que la experiencia adquirida le
ha dado un punto de tranquilidad, frente a los antiguos ataques más efectistas
que prácticos del pasado.
En Jaca se le esperaba, y no defraudo. Y por encima de
excusas, deshidrataciones y calambres, cumplió siendo el único capaz de
aguantar el ritmo de los colombianos del Sky, y rematar la faena con estocada incluida
a Froome y a Contador.
En la Gallina estuvo en su sitio, pero fue finalmente ayer,
en Montjuic, territorio olímpico, mas repecho que puerto, cuando Joaquín sembró
la duda de si ese motor que parece carburar mejor con el paso de los años, podrá
llevarle a ganar la Vuelta.
Y parece que la respuesta es sí. Afirmación de lo que las matemáticas
dictan. Si contamos con el minuto de ventaja que lleva respecto a sus rivales
directos, y los no más de dos que perderá en la crono, las cuentas salen.
Si a ellos añadimos el doctorado en el Giro de Italia con máster
en “Alta montaña”, la solidez que está adquiriendo como líder de equipo, y el punch
final en llegadas al sprint con las consiguientes bonificaciones… a este ciclista
apodado Purito porque su dominio de la
montaña es tal que sube con una “sola
pierna”, y luego se regocija fumándose un puro, a este chico le salen las
cuentas. Y a sus rivales también.
Mucho tendrán que apretar Froome y compañía en el crono si
quieres despegar a este “inesperado” compañero de viaje, con un golpe de pedal
con el que ni el mismo contaba con tener, tras el palizón en tierras italianas.
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